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Leyendas árboles nativos: algarrobo y espinillo

16 May 2022 | AMBIENTE SALUDABLE Y JUSTICIA CLIMÁTICA

Las comunidades indígenas y campesinas guardan en su memoria leyendas de árboles nativos: algarrobo y espinillo, son las primeras que veremos.

Hay leyendas de árboles nativos, como la del algarrobo y espinillo, en las comunidades indígenas y campesinas del monte chaqueño existen múltiples leyendas que fueron transmitidas oralmente de generación en generación. Los árboles como el algarrobo y el espinillo (acacia aromo) no son solo un componente importante en la alimentación, la economía y el desarrollo de los pobladores del monte, sino también son una parte esencial de la cultura y la identidad de los pueblos originarios.

Leyendas árboles nativos: algarrobo

Cuenta la leyenda del monte chaqueño que una tribu indígena, cuyos integrantes eran descendientes del dios Sol “Inti”, vivían en constante estado de felicidad y abundancia gracias a los frutos y cultivos que la tierra fértil les permitía producir.

Pero la abundancia trajo aparejada una consecuencia negativa para el pueblo indígena: el bienestar constante hizo que la tribu se olvidase de agradecer a la Pachamama, la Madre Tierra, y se dedicaran solamente a la diversión y al ocio. Tal actitud de desagradecimiento desencadenó el enojo de Inti y la profunda tristeza de la Pachamama.

Como castigo a la falta de agradecimiento, el enojado dios Inti decidió enviar sus rayos con más fuerza sobre la tierra, secando el agua de los ríos y de los arroyos, quemando los cultivos y las reservas de alimento y reduciendo la fertilidad de los suelos. Con la reprimenda del dios Sol, la tribu comenzó a pasar hambre y enfermedad, sumiéndose en una profunda tristeza.

Ante la situación de desagradecimiento de su pueblo, Tuca, la hija del cacique, comenzó a implorar a la Pachamama que continúe brindándole su gracia y beneficios a su comunidad, y fue en uno de sus pedidos que se quedó dormida debajo de la sombra de un árbol frondoso del monte. En los sueños apareció la Pachamama y le dijo que cuando despierte reúna los frutos de vainas amarillas y se las lleve a su pueblo.

Cuando Tuca despertó, juntó los frutos de vainas amarillas que cayeron del algarrobo frondoso y se las llevó a su tribu. Con el alimento su pueblo no solo pudo saciar su hambre, sino también mejoraron su salud, recobraron su vitalidad, plantaron las semillas para producir más árboles frondosos de sombra fresca, reconstruyeron su ambiente y, además de recuperar la felicidad, aprendieron una gran lección: desde entonces nunca más se olvidaron de agradecer a los dioses, y sobre todo a la Pachamama, por la abundancia recibida y por el árbol del algarrobo que salvó su comunidad.

Leyendas árboles nativos: espinillo

Los saberes ancestrales guaraníes cuentan que Eireté era una joven indígena casada con el guerrero Cuimbá, con quien tenía un pequeño hijo. Pero en una guerra tribal, el esposo falleció y la mujer debió hacerse cargo de la crianza de su niño en soledad.

Un día mientras paseaban por el monte junto a su pequeño hijo, se alejaron de su tribu, y al sentir el acecho de un yaguareté, Eireté alzó en brazos al niño y comenzó a correr. Ante la desesperación de la joven, el dios supremo Tupá, decidió ayudarla y la orientó hacia la espesura del monte a través de los arbustos de espinillos, que se fueron haciendo cada vez más frondosos e impidieron el acceso del animal.

Las espinas y las ramas del espinillo evitaron que el yaguareté lastime a Eireté y su hijo, quienes se quedaron dormidos entre los arbustos hasta que el animal se retiró. Ante el paso de las horas y la llegada del frío, Tupá ordenó al sol que con sus rayos brinde calor a la joven indígena y su niño, quienes pudieron descansar al resguardo y el cobijo de las plantas.

Cuando despertaron, Eireté y su hijo pudieron volver sanos y salvos con su tribu y desde ese entonces, las flores del espinillo concentran el dulce perfume de la joven indígena y presentan su característico color dorado brindado por el calor del sol.

Junto a los campesinos y pueblos indígenas

En sus 50 años de vida institucional, INCUPO lanzó una campaña para que la sociedad se sume a defender el monte, la producción agroecológica y los derechos indígenas del Gran Chaco. Quienes estén interesados a sumarse a este desafío, pueden donar aquí