Mujeres rurales fortalecen su autonomía en el norte santafesino
Mujeres rurales fortalecen su autonomía en el norte santafesino
Con apoyo de INCUPO, mujeres rurales de Tacuarendí, Hardy y El Gusano impulsan emprendimientos productivos que fortalecen su autonomía económica, mejoran la calidad de vida y hacen posible el arraigo en sus comunidades.
Las mujeres rurales enfrentan día a día obstáculos que no siempre se ven: la falta de empleo, los altos costos para producir, escaso reconocimiento de sus tareas y la sobrecarga de sostener a sus familias con recursos limitados. Frente a esta realidad, desde el Instituto de Cultura Popular (INCUPO) se puso en marcha un proyecto que busca fortalecer sus emprendimientos rurales, mejorar la alimentación, ampliar la comercialización de sus productos y mejorar la calidad de vida con una mayor autonomía económica.
Más que un acompañamiento productivo, se trata de abrir caminos para que las mujeres puedan organizarse, capacitarse y acceder a nuevas oportunidades desde el lugar donde viven. La iniciativa que fue gestionada y cuenta con el financiamiento del Ministerio de Igualdad y Desarrollo Humano del Gobierno de la provincia de Santa Fe se implementa en distintas localidades del norte provincial y responde a necesidades concretas planteadas por las propias mujeres.
Huertas, costuras y cría de animales: tres experiencias de trabajo y organización
En Hardy, diez mujeres rurales trabajan en huertas, crían aves y producen huevos. A través del proyecto, acceden a insumos y capacitaciones que les permiten mejorar sus producciones. Así como también aumentar sus ingresos y acceder a una alimentación más variada y saludable.
“Me sirvió un montón. En este caso pude adquirir un reproductor para mejorar la genética de mis ovejas. También pude fortalecer mis conocimientos por medio de las capacitaciones. Agradezco que se sigan apoyando a los pequeños productores y emprendedores”. Flavia Zanutihg
En Tacuarendí, son nueve las mujeres que sostienen desde hace cuatro años un taller textil que nació como respuesta a la falta de empleo. Con organización y esfuerzo, lograron equiparse con máquinas, producir blanquería, y vender sus productos en ferias y redes sociales. Ahora, quieren expandirse: lanzar una línea de ropa interior, capacitarse en diseño, y mejorar su posicionamiento en el mercado regional.
En el Gusano, ocho mujeres de la organización Vida en Libertad trabajan en la cría de pollos, chivos y otros animales de granja. Ante el aumento de los costos, el proyecto les permite acceder a insumos, mejorar la genética animal y ampliar sus canales de venta. Con su trabajo, sostienen a sus familias y reafirman su decisión de vivir en el campo con dignidad.
“El proyecto de cría de pollos me ayudó mucho en lo económico. Pude vender algunos y los otros fueron para el consumo en casa”. María Luisa Avedaño
Autonomía, redes y arraigo: más que producción
Desde INCUPO se acompaña a estas organizaciones desde hace años, con la convicción de que una vida digna en el campo es posible. Cuando se fortalecen emprendimientos como la huerta, la costura o la cría de animales, no solo se mejora la economía del hogar: también se generan alimentos más saludables, se crean redes de comercialización y se abren nuevas oportunidades.
Estos proyectos nacen de las propias necesidades que las mujeres identifican, y eso los hace reales y sostenibles. Con el tiempo, lo que empieza como una ayuda concreta se transforma en una experiencia colectiva: los grupos se fortalecen, ganan voz y visibilidad.
Cada emprendimiento que crece es también una apuesta por quedarse, por sostener la vida en el campo. Más allá de la mejora económica, estos proyectos habilitan algo más profundo: la posibilidad de elegir, decidir y ser parte activa de un proceso de transformación.
Porque cuando una mujer rural puede trabajar, organizarse y salir adelante junto a otras, también cambia la comunidad que la rodea.
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