16 de octubre, Día de la Alimentación: cuando comer no es un derecho para todos
16 de octubre, Día de la Alimentación: cuando comer no es un derecho para todos
La pregunta parece simple: ¿comemos hoy?
Lamentablemente, en la Argentina actual, no todos pueden responder que sí.
Según registros de la Universidad Católica Argentina (UCA), más de cuatro millones de niños y niñas pasan hambre, y más de un millón y medio se acuestan sin cenar o saltean alguna comida diaria.
La crisis alimentaria se profundiza con la pobreza creciente, el desempleo y el recorte de fondos a comedores populares, que hoy sostienen con esfuerzo el plato de miles de familias.
Un reciente Informe sobre Soberanía Alimentaria en Argentina, elaborado por una Red de más de 60 espacios académicos y organizaciones sociales, pone en evidencia esta realidad, pero también abre una puerta a la esperanza: crecen las experiencias de producción y comercialización de alimentos sanos, impulsadas por agricultores familiares, instituciones y consumidores organizados.
INCUPO, participa activamente de esta Red, y en los territorios impulsa la vinculación de Ferias francas y organizaciones campesinas con diferentes actores para fortalecer la comercialización y la producción agroecológica.
Una construcción urgente y necesaria si queremos que la Soberanía Alimentaria deje de ser un sueño y se convierta en una política de Estado.
Entender los territorios
Desde hace más de dos décadas, la Red de Cátedras Libres y Carreras de Soberanía Alimentaria (CALISAS) trabaja junto a universidades y movimientos campesinos para promover sistemas de producción y consumo basados en la agroecología y la agricultura familiar.
Su último informe, presentado en mayo, alerta sobre los impactos del retiro del Estado en políticas alimentarias:
- La mayoría de los comedores y merenderos comunitarios reportó un aumento de personas asistidas.
- Desde el año pasado, el Ministerio de Capital Humano suspendió el envío de recursos a unos 35 mil comedores.
- Por falta de insumos y financiamiento, más de 4.000 tuvieron que cerrar sus puertas.
La agroecología como respuesta al hambre
En medio de este panorama, la agroecología emerge como una respuesta concreta y esperanzadora.
El Informe sobre Soberanía Alimentaria registra un aumento sostenido de experiencias de producción y comercialización de productos agroecológicos.
Según el Censo Agropecuario 2018, de los 250 mil establecimientos rurales del país, unos 4.800 practican la producción agroecológica u orgánica, abarcando más de 4 millones de hectáreas. (Ver Mapa de la ruta de Alimentos Sanos )
Detrás de estos números hay miles de familias campesinas que producen alimentos sanos, en chacras, huertas y patios comunitarios, y los venden en ferias, cooperativas o redes de consumo popular.
“Cuando hablamos de soberanía pensamos en el territorio, en nuestras Malvinas, por ejemplo. Pero nosotros, como productores, apuntamos a la Soberanía Alimentaria”, explica Raúl Cococcioni, agricultor de Villafañe, Formosa.
“Se trata de tener libertad para decidir cómo producir y qué comer. El agricultor familiar es clave, porque produce para su familia y para su comunidad, con confianza y alimentos sanos”.
Políticas públicas que alimenten derechos
Para que la soberanía alimentaria sea posible, no alcanza con la buena voluntad de los productores: hacen falta políticas públicas que garanticen apoyo sostenido a la producción local y el acceso equitativo a los alimentos.
En Formosa, el Programa Nutrir es un ejemplo de gestión integradora: el Estado compra alimentos directamente a los productores para distribuirlos en mercados populares y comedores.
Experiencias similares se multiplican en municipios de Corrientes, Misiones y Buenos Aires, demostrando que otra forma de alimentar al país es posible.
Pero junto al impulso productivo, es urgente restablecer los fondos para comedores y merenderos, y fomentar la transición agroecológica hacia sistemas que reduzcan el uso de agroquímicos y mejoren la calidad nutricional.
Recuperar la democracia del alimento
La soberanía alimentaria en Argentina no es una utopía.
Existen caminos, experiencias y comunidades que ya están demostrando que se puede producir y consumir sin depender de mercados concentrados o alimentos importados.
La urgencia, sin embargo, es real: millones de niños y niñas viven inseguridad alimentaria, los comedores están al borde y el modelo agroindustrial muestra sus límites frente a la crisis económica y ambiental.
Reconstruir la soberanía alimentaria implica apoyar a quienes producen, asegurar recursos a quienes consumen y cuidar el ambiente.
Foto de portada: Agencia Tierra Viva
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