Chaco: En Laguna Patos, la comunidad Qom apuesta a la miel para cuidar el monte y fortalecer su futuro
Chaco: En Laguna Patos, la comunidad Qom apuesta a la miel para cuidar el monte y fortalecer su futuro
En la zona de La Leonesa, Chaco, las familias de la comunidad Qom Lapel Huotaxañilai (Laguna Patos) siguen demostrando que el monte no es sólo paisaje: es alimento, es historia y es sustento. Y ahora, a su trabajo con animales, huertas y proyectos educativos, le sumaron una nueva apuesta: la producción de miel de abejas, una actividad que protege el monte nativo y puede abrir nuevas oportunidades económicas.
Una historia de lucha que sigue floreciendo
“La comunidad tiene una larga historia de pelea por su tierra, que arranca en los años 80”, recuerda Pablo Romero, técnico de INCUPO. Tras el cierre del ingenio Las Palmas en los 90, las familias lograron recuperar el territorio y, acompañadas por INCUPO, empezaron a poblar y trabajar unas 4.000 hectáreas.
No fue sólo volver a la tierra: fue reconstruir comunidad. Se crearon espacios educativos, se levantaron viviendas, se impulsaron huertas y ganadería.
En los últimos años, con fondos de la Ley de Bosques que llegaban a cuentagotas, se logró avanzar en proyectos educativos interculturales y en el manejo sustentable del monte, donde la apicultura aparece ahora como una actividad clave.
El trabajo apunta a fortalecer los conocimientos que la comunidad tiene sobre el cuidado del bosque, y además compartirlos en idioma Qom a las comunidades educativas de la zona
Desde INCUPO, se acompañó el emprendimiento gestionando fondos para la compra de cajones y materiales. Por su parte, la comunidad participó en la adaptación de los trajes protectores y en el armado de cajones. Junto a técnicos del INTA, este año comenzaron las capacitaciones y la instalación de colmenas en dos sectores del paraje.
Abejas: pequeñas aliadas del monte
Lucía Famín, técnica del INTA Las Palmas, explica que la formación no se queda en lo técnico:
“Trabajamos la importancia de las abejas en el ecosistema. Ellas garantizan la polinización que permite que muchas plantas se reproduzcan, asegurando diversidad de alimentos y la salud del monte”.
Por ahora, las familias cuentan con cinco cajones distribuidos en dos apiarios. Están en plena etapa de captación de enjambres en nucleros –cajones rústicos del monte– y aprendiendo el trasiego, que es el traslado del panal a los cajones definitivos. “Si el clima acompaña, la idea es comenzar la cosecha a comienzos del año que viene”, adelantó.
Jóvenes y mujeres, protagonistas del nuevo camino
En cada encuentro, la comunidad participa a pleno. Uno de los que más se destaca es Macario Bogado, un joven que, con apoyo de INCUPO, realizó un curso de operario apícola, que duró 5 meses.
“Al principio fue difícil, pero después, con la práctica, se hizo más sencillo. Ahora trato de transmitir lo que aprendí”, cuenta. Y agrega algo fundamental:
“Siempre usamos la miel silvestre, pero ahora podemos planificar, producir mejor y pensar en vender. La miel es alimento, es medicina y las abejas son las que mantienen vivo el monte”.
Las mujeres también tienen un rol clave. Sofía Núñez lo dice con orgullo:
“Nosotras valoramos lo que nos da la naturaleza. La miel nos sirve como alimento, para jarabes y medicinas. Recién empezamos, pero ya sueño con una marca propia, con un logo en nuestro idioma, que muestre el trabajo de las mujeres qom defendiendo nuestra tierra y nuestra cultura”.
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