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El Gran Chaco en el Sínodo por la Amazonia

16 Oct 2019 | AMBIENTE SALUDABLE Y JUSTICIA CLIMÁTICA

El obispo de Reconquista, Ángel Macín, viajó como padre sinodal al Sínodo por la Amozania, que se celebra en el Vaticano hasta el 27 de octubre próximo. En sus manos, llevó la carpeta de la campaña Bosques, casa de los pueblos del Chaco, una propuesta articulada en conjunto con INCUPO, para visibilizar las amenazas que sufre la Región Chaqueña por el desmonte.

Esta semana, el obispo Edmundo Valenzuela del Paraguay, se refirió a este tema, diciendo que «el Gran Chaco y el Acuífero Guaraní son biomas que están  amenazados por la avidez de la codicia humana”. De esta manera se estableció un paralelismo de la situación de la Amazonia con el Gran Chaco, que es el segundo ecosistema forestal en importancia de América del Sur.

Recordemos que la Región Chaqueña abarca alrededor de 1 millón de kilómetros cuadrados, compartidos por Argentina, Bolivia, Paraguay y una pequeña porción de Brasil. El 59% de este territorio está en Argentina (625.000 km2), en las provincias del norte del país. A pesar de su valor, el Gran Chaco es una de las regiones boscosas más amenazadas del planeta por el uso del suelo para producción agropecuaria y negocios inmobiliarios, causando deforestación y degradación de sus ambientes naturales. Argentina ya perdió más del 30% de los bosques chaqueños. En los últimos siete años, perdimos en promedio 1600 hectáreas de bosque nativos por día.

Este es un tejido vivo de un entramado biológico, social, cultural y productivo que genera arraigo en el territorio, soberanía e identidad propia. Proveedor de servicios eco sistémicos que contribuyen a la mitigación y adaptación al cambio climático, regulan las lluvias, los nutrientes del suelo, la vida de las múltiples y variadas comunidades y especias. Es por ello que constituye un patrimonio estratégico tanto para sus habitantes como para el país, la región y el mundo. Algunas de las características de esta casa común en peligro son:

Posee diversidad y convivencia cultural de cuatro millones de personas, entre campesinos, colonos y 40 pueblos indígenas, que dependen del monte para vivir.

Hay ambientes diversos como llanuras, sierras, ríos, sabanas secas e inundables, esteros, bañados, salitrales, arbustales, palmares; y una gran extensión y diversidad de bosques, algunos de ellos muy densos, conocidos como impenetrables.

Tiene una vida silvestre única que incluye 3.400 especies de plantas, 500 especies de aves, 150 mamíferos, 120 reptiles y 100 anfibios, 25 especies de mamíferos amenazadas como el yaguareté, el tatú carreta, el tapir, el oso hormiguero, el aguará guazú, el ciervo de los pantanos, el lobito de río y el chancho quimilero.

Su bosque nativo de gran porte, con ejemplares de 25 metros como el quebracho, sirve de techo a árboles de madera dura como el algarrobo y el lapacho.

PRENSA INCUPO