Las mujeres campesinas alimentan la mesa en pandemia
Las mujeres campesinas siguieron produciendo para alimentar a la mesa argentina durante la pandemia COVID 19. Esta emergencia sanitaria fue un alto para muchas actividades, sin embargo la agricultura familiar demostró estar a la altura de las necesidades y contínuo produciendo alimento sano, aún en las peores condiciones climáticas del año.
Ramona Aranda es una mujer campesina, integrante de la Asociación Vida en Libertad de Colonia Romang, en el departamento San Javier, al norte de la provincia de Santa Fe. Entre otras actividades, se dedica a la producción de pollos parrilleros, que vende en la feria del pueblo.
Debido a que el precio del alimento para pollos aumentó, Ramona decidió reinventar su producción, reformulando la producción en la marcha de la emergencia sanitaria.
Reiventar rentabilidad
El modelo del agronegocio dice que la producción a escala pequeña no es rentable. La agricultura familiar tiene una respuesta a ese mandato y la pandemia demostró que su capacidad de adaptabilidad es imprescindible.
Las familias campesinas siguieron produciendo alimento sano, y no en las mejores condiciones.
Un ejemplo es el de Ramona, que vió que los pollos no rendían y decidió ir por la producción de quesos caseros a partir de la leche que obtiene de sus vacas. Después de una etapa de degustación con corroboración de calidad, esta mujer campesina se dedicó a la venta: «El queso tiene buena salida, pero no deja mucha ganancia y aún así seguiremos probando distintas opciones», afirmó.
Lo interesante del trabajo de la mujer campesina es rol de manufacturera: sus manos son las que producen los manufacturados que ofrece la tierra como quesos, conservas, memerladas, panificados y demás.
Ramona, junto a otros agricultores familiares del norte de Santa Fe, están presentes en la feria de los sábados de Romang, donde ofrecen alimentos libres de agrotóxicos, de la tierra a tu mesa.
La granja de Ramona se puso en marcha para la producción quesera: las dos vacas dando leche hasta llegar a la producción de queso. A este trabajo familiar también se sumó la venta de pastelitos, hechos por la manos de Yita, la suegra de Ramona.
Junto a los pueblos indígenas
En sus 50 años de vida institucional, INCUPO lanzó una campaña para que la sociedad se sume a defender el monte, la producción agroecológica y los derechos indígenas del Gran Chaco. Quienes estén interesados a sumarse a este desafío, pueden donar aquí.